El mundo católico y millones de personas alrededor del planeta amanecieron este lunes 21 de abril con la triste noticia del fallecimiento del Papa Francisco, a los 88 años de edad, en la residencia Casa Santa Marta del Vaticano. Su muerte se produjo luego de una larga batalla contra una neumonía bilateral que lo mantuvo internado por más de un mes en Roma. Con él, se apaga una de las voces más influyentes del siglo XXI, pero su legado queda más vivo que nunca.
Un pontificado que rompió moldes
Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, fue elegido como el 266º Papa de la Iglesia Católica el 13 de marzo de 2013, convirtiéndose en el primer pontífice latinoamericano, el primero jesuita y el primero en elegir el nombre de Francisco, inspirado en San Francisco de Asís. Desde su elección, demostró que venía con una nueva visión: cercana, humana, humilde y profundamente comprometida con los más pobres y marginados.


Rechazó los lujos del Vaticano, vivió en una residencia sencilla y utilizó un Ford Focus en lugar de vehículos blindados. Más allá de los gestos, su liderazgo marcó un cambio profundo en el tono y la agenda de la Iglesia.
Su vida antes del Vaticano
Antes de ser Papa, fue arzobispo de Buenos Aires y cardenal desde 2001. Vivió de cerca la pobreza de las villas argentinas, se enfrentó a la dictadura militar y fue conocido por recorrer la ciudad en transporte público. Su vida pastoral estuvo marcada por una opción preferencial por los pobres, el diálogo interreligioso y una visión teológica renovadora.
Como jesuita, Bergoglio llevó una vida austera y silenciosa, alejado de los reflectores, pero con una firmeza intelectual y espiritual que lo convirtió en un referente clave en América Latina.
Un reformador con coraje
Durante su pontificado, el Papa Francisco impulsó reformas estructurales en la Curia Romana, luchó contra los abusos sexuales dentro de la Iglesia y abogó por una mayor inclusión y diálogo. Fue una figura clave en la defensa del medio ambiente, con su encíclica Laudato Si’, y un firme defensor de la paz, los migrantes y los derechos humanos.
Fue también un Papa polémico para algunos sectores conservadores: sus posiciones frente a la diversidad sexual, su crítica al capitalismo salvaje y su propuesta de una Iglesia “en salida” generaron fuertes debates. Sin embargo, millones lo vieron como una luz de esperanza en medio de un mundo convulso.
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Sus últimas palabras
Su último mensaje público fue pronunciado en la Plaza de San Pedro durante la bendición Urbi et Orbi, el pasado domingo de Pascua. Allí dijo: “Queridos hermanos y hermanas, feliz Pascua”. Fue un llamado a la esperanza, a la paz y al fin de los conflictos armados. Pidió oraciones por el sufrimiento de los pueblos en guerra, por los migrantes y por la libertad religiosa.
Un legado imborrable
Más allá de sus palabras, el legado del Papa Francisco está en sus acciones: en su cercanía con los enfermos, los presos, los niños; en su valentía para denunciar las injusticias del mundo moderno; en su humildad para reconocer errores dentro de la Iglesia. Su pontificado quedará en la historia como una etapa de apertura, de diálogo y de defensa del Evangelio vivido con sencillez.
Su muerte deja un profundo vacío en la Iglesia, pero también una poderosa inspiración. Francisco fue el pastor que bajó del trono para caminar con su pueblo, el líder que no tuvo miedo de incomodar con la verdad, el hombre que devolvió a muchos la fe en una Iglesia humana, compasiva y valiente.
📌 Descanse en paz, Papa Francisco. Su luz seguirá brillando en cada acto de amor, de justicia y de fe.
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Redacción Notired360.
