Ana Lilia Aréchiga, aseguró ser la hija no reconocida del reciente fallecido Vicente Fernández, la mujer dijo que el artista la engendró cuando él tenía 21 años.
Aréchiga fue la misma mujer que en el 2015 llegó a un concierto de Alejandro Fernández para poder fotografiarse con él, además en el momento de la fotografía ella lo llamó ‘hermano’, y le dijo al artista: “Él es mi padre desde que él tenía 21 años. Yo soy tu hermana mayor y no estoy mintiendo”.


El cantante Vicente Fernández Gómez falleció hace un par de semanas a sus 81 años, después de llevar varios meses enfermo en donde tuvo que ser hospitalizado en varias ocasiones en el Hospital Country, en Guadalajara-Jalisco.
Luego de este acontecimiento la “hija” del cantante volvió aparecer en el homenaje que le hicieron al artista en el paseo de la fama en Hollywood, diciendo que a ella también le tenía que tocar algo, asegurando que no había ido solo por eso, sino para ver a su padre, pero que sus hermanos no se lo habían permitido y solo la habían alejado de él.
“Les voy a comprobar a los incrédulos que dicen que yo no soy la hija… Cuando mi padre me engendró, no tenía nada. Entonces yo soy hija del padre humilde. Mátense solos por su dinero, por ambición. Me dan pena”, fueron las palabras de Ana Lilia.
También te puede interesar: En Medellín fueron capturadas dos nuevas personas implicadas en robo a bodega de oro
Finalmente, ella cuenta que en 2016 asistió a un concierto de Vicente Fernández para verlo de lejos, sin embargo, al tener la oportunidad de acercarse le dijo: ‘soy yo, tu hija Ana Lilia’.
En octubre de este año, la mujer decía ser la hija no reconocida de Vicente Fernández y que solo quería pasar tiempo con su padre:
Supuesta hija no reconocida de #VicenteFernández quiere estar a su lado.
Entrevistada en el programa ‘Hoy’, una mujer que se identifica como Ana Lila Aréchiga dijo ser una de los hijos de Vicente Fernández y aseguró que solo quieres pasar tiempo con él. pic.twitter.com/lZ0aPu80bo
— Noticia Informativa (@NoticiaInfoMx) October 2, 2021
Por: Valentina Berrío
