La situación que padecen cada día los campesinos en Ituango es insoportable, los grupos armados organizados que delinquen en este municipio los mantienen amenazados y en constante alerta, sin embargo, esta no es la única injusticia que deben soportar, a esto se le suma los miserables precios que reciben al momento de vender sus productos a los compradores.
Pese a que los campesinos no cuentan con seguridad social, no saben qué es descansar un domingo, festivo o tener vacaciones; deben trabajar arduamente para ganarse tan siquiera 19.000 pesos por día.


Teniendo en cuenta que trabajan más de 10 horas diariamente, soportando los cambios de clima y demás, estos trabajadores no tienen lujos, sobreviven con lo estrictamente necesario porque lo que ganan no da para más.

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Para nadie es un secreto que las ganancias de este circuito quedan en pocas manos. Un grupo muy reducido de propietarios de supermercados o almacenes de cadena, terminan acaparando todo el dinero y lo que recibe el campesino es muy poco.
Para dar un ejemplo, al campesino le están pagando 300 pesos por la libra de papaya, sin tener en cuenta que el agricultor debe asumir el costo del transporte desde la vereda hasta Ituango, para finalmente hacer negocio con terceros, quienes obtienen la mayor ganancia, pues en Medellín y las diferentes ciudades venden a 1.500 pesos la libra de esta fruta.
Entre lo que cultivan los campesinos y los alimentos que servimos en nuestras mesas, detrás de todo esto hay un circuito de comisionistas, contrabandistas, transportadoras, que se quedan con la mayor parte del dinero. En cambio, los campesinos, que producen el 70 por ciento de lo que consumimos, apenas subsisten.
Según cifras del Ministerio de Agricultura, las hortalizas, frutas, carne, yuca, huevo, panela y demás, son producidos en un 70 por ciento por economías de pequeña escala y ellos son los directamente afectados por la mafia que hay tras la venta de sus productos a terceros.
Los campesinos de Ituango, entre la espada y la pared:
Por otro lado, los campesinos en Ituango se ven obligados a cultivar coca o peor aún, pertenecer a los grupos armados organizados porque no encuentran cómo sobrevivir, sus opciones son limitadas y poco dignas.
A esto se le suma que los insumos agropecuarios son sumamente costosos por la tercerización en las ventas, es decir, insumos como: productos para el control de enfermedades de cerdos, pollos, caballos y vacas, están valiendo cinco veces más de lo que normalmente cuesta en cualquier ciudad principal del país.
De hecho, una vacuna para un cerdo puede costar alrededor de 70 mil pesos, mientras que en Medellín vale entre 15 y 20 mil pesos, lo que significa que el valor es supremamente elevado.
¿Cuándo responderá el Gobierno Nacional?
No es justo que sigan robando a los campesinos de Ituango porque no le están pagando lo que que realmente merecen, precisamente por esto, el Estado debe desarrollar mecanismos para que les compren los productos de manera directa y no con terceros.
Sin importar que tan duro trabajan los campesinos para producir alimentos para todos los colombianos, al Gobierno pareciera no importarles, muchas promesas quedaron en el olvido y finalmente, los más perjudicados son los agricultores de Ituango, quienes se ven perjudicados con la mafia oculta detrás de la compra de los productos del campo.
Por: Manuela Hoyos
