En la naturaleza existen muchas plantas con propiedades curativas y antiinflamatorias, entre ellas el árnica. Esta planta se le conoce también como árnica montana o tabaco de montaña; originaria de Europa y se usaba antiguamente para curar dolencias y lesiones.
La parte más utilizada de la planta es su flor, aunque también suele utilizarse la raíz; puede adquirirse en tiendas naturistas, homeopáticas y dietéticas, y suele venir en diferentes presentaciones como aceites, ungüentos, geles, cremas y aerosol; todas de uso tópico.
La planta tiene propiedades analgésicas, ayudando a aliviar dolores de golpes, torceduras , además reduce el dolor provocado por la congelación. También posee propiedades antiinflamatorias, aliviando los dolores reumáticos, disminuyendo los ocasionados por esguinces y desgarros, trata la faringitis y reduce la hinchazón muscular.
Las propiedades antimicrobianas que esta maravillosa planta ofrece ayudan a combatir las irritaciones en la piel, evitar la aparición de estrías, elimina los hongos, el acné, desinfecta las heridas de la piel, afecciones respiratorias, picazón vaginal y cicatrizante.
Su capacidad rubefaciente activa la circulación sanguínea, mejorando la circulación y desvaneciendo los hematomas.
Recuerde siempre usar esta planta de manera moderada y dosificada, los excesos pueden traer intoxicaciones.
Por: Juan Camilo Alzate A.
Para comentar debe estar registrado.